POSADAS

La investigación revive en Misiones

 Más de 50 científicos trabajan en las más diversas áreas para mejorar la calidad de vida en la región y el país. Desde la biodiversidad hasta los nanomateriales, en la mira de los especialistas de la tierra colorada


“El crecimiento de la investigación fue muy importante en los últimos años y creo que estamos en un punto de inflexión en Misiones. En una época estuvimos arremangándonos y empujando y ahora estamos en un disparo de crecimiento”. Las palabras de Carlos Enrique Schvezov, director del Instituto de Materiales de Misiones (Imam), marcan el momento que viven los investigadores misioneros.
Luego de vivir casi tres décadas en el exilio, los científicos argentinos empezaron a regresar gracias al programa nacional Raíces, que impulsó la vuelta de 800 investigadores que están en el Conicet. Misiones no quedó exenta y se vio beneficiada, ya que el programa apunta a recuperar a los científicos de provincias periféricas y potenciar nodos regionales.
Así, en los últimos dos años la provincia logró que el Instituto de Biología Subtropical (IBS) y el Instituto de Materiales de Misiones (Imam), que dependían de la Universidad Nacional de Misiones (Unam), pasen a tener doble dependencia y se sumen como unidades ejecutoras del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) (ver página 5). Esto hizo que llegue mayor financiamiento y nuevos investigadores.
Hoy en la provincia se estudia desde la biodiversidad hasta los nanomateriales, algo impensado hace algunas décadas (ver página 4).
“La investigación creció muchísimo en los últimos años en Misiones gracias a una política de apoyo de la Nación a través de becas y de planes de financiamiento. En Misiones creció mucho la presencia de becarios del Conicet; se ha duplicado la presencia de investigadores en los llamados del 2012 y el 2013. Eso es muy bueno”, resaltó Schvezov, quien fue uno de los pioneros en la provincia y que resistió a todos las crisis.
La doctora María Cristina Area es la directora del Programa de Celulosa y Papel, que depende del Imam, y desde 1982 es investigadora del Conicet. Ella vivió todo el proceso de los investigadores desde adentro. “Ser investigador en Misiones siempre fue un desafío. En un momento no había nada. Nosotros empezamos de cero. Yo soy profesora de estadística y cuando empezamos desarrollamos software para dar la materia y todo lo hicimos a pulmón. Armamos el primer centro de investigación, hicimos el primer posgrado de la universidad y hoy ver todo lo que se logró y el momento que volvimos a tener apoyo estatal es muy reconfortante”, recordó en charla con El Territorio.
“Cuando empezamos hacíamos todo, desde barrer hasta hacer los proyectos. Hubo otra época que no había plata, entonces tuvimos que salir a buscar a las empresas y eso fue muy bueno, porque la Unam no se dedicó a estudiar cosas abstractas, siempre trabajó en contacto con la realidad regional”, recordó.
Gracias al aporte nacional, hoy la provincia cuenta con investigadores en Posadas, Oberá, Eldorado y Puerto Iguazú.
“Hubo un momento crítico en la Argentina en el que casi la ciencia colapsó. No solamente los que intentábamos hacer investigación sino las instituciones. Luego de la dictadura que provocó el exilio de muchos investigadores, hubo dos etapas, una en el primer Gobierno democrático en la que se cambió el paradigma y se mandó a los científicos a las universidad, y después en la década del ‘90, cuando nos mandaron a lavar los platos y los proyectos fueron para destruir los centros de investigación. Fue una política de destrucción y hoy nos estamos recuperando”, sostuvo Schvezov.
Hacer ciencia desde el interior del país sigue teniendo sus dificultades pero cada vez más se achica la brecha con los grandes centros de investigación. “Hoy hay más de 40 líneas de financiamiento y muchas específicas para financiar proyectos en las provincias periféricas y el interior postergado”, reconoció Schvezov.

Cerca de la gente
Schvezov afirmó que hubo un tiempo en el que los investigadores se encerraron en una burbuja, pero hoy eso cambio. “Lo importante no es cómo se encerraron, sino la nueva actitud de los investigadores. Hoy en día creo que hay una ciencia desacartonada y eso es muy importante para que la ciencia llegue a la gente”.
“Hoy tratamos que la ciencia sea en un lenguaje ameno, y eso es desacartonar la ciencia. El científico que habla en difícil deja mucho que desear. Hablar en difícil es fácil, pero hablar fácil de lo difícil es lo complicado”, sentenció Schvezov.

Los números
2
Institutos universitarios fueron reconocidos por el Conicet en los últimos dos años: el IBS y el Imam.
30
Investigadores tiene el Instituto de Materiales de Misiones (Imam), que fue creado en el 2010.
27
Investigadores tiene el Instituto de Biología Subtropical (IBS). Además cuenta con 53 becarios y tiene dos sedes: Posadas e Iguazú.

La doctora María Cristina Area es la directora del Programa de Celulosa y Papel, que amplió su campo de estudio para encontrar nuevos usos a la celulosa.
“A nivel internacional no se investiga más la fabricación de la pulpa celulósica, que fue la base de los primeros 20 años del programa en Misiones”, reconoció.
“Hoy estamos investigando los materiales ligno-celulósicos; entonces lo que se investiga es la biomasa y el aprovechamiento de la biomasa para hacer biocombustibles, para hacer envases que reemplacen al plástico o a los derivados del petroleo, para complementar la economía de las empresas celulósicas, que buscan alternativas, y darle un valor agregado a la celulósica”.

 Fuente: TerritorioDigital.com